La Semana Cultural de este año la dedicaremos a conmemorar el IV centenario de la publicación de la segunda parte de Don Quijote. Entre otras cosas aprenderemos y recitaremos para todos, en el rincón poético estos poemas de Carmen Gil, dedicados a los personajes Don Quijote y Dulcinea.
DON
QUIJOTE
Montado en flaco rocino,
cabalga por la llanura,
más allá del quinto pino.
Va paseando errabundo,
decidido y muy sonriente;
quiere salvar a la gente
y arreglar un poco el mundo.
Todos llaman don Quijote
a un héroe tan atrevido,
que por flaco y escurrido,
mas parece un monigote.
No hay duda de su nobleza,
pero con tanta lectura
y sus ganas de aventura,
ha perdido la cabeza.
Y a lomos de Rocinante
-según chismea un vecino-
ha confundido un molino
con un terrible gigante.
Suspira por Dulcinea,
una porquera forzuda,
berreona y bigotuda,
que tiene fama de fea.
Pero él la ve tan bonita...
Y a todos hace jurar
que es la labriega vulgar
una princesa exquisita.
Aunque el hidalgo cenceño*
pase por ser un lunático,
a mí me cae simpático
porque cabalga en un sueño.
*cenceño: flaco, delgado
DULCINEA
a don Quijote el famoso
una dama del Toboso
le ha robado el corazón.
Me han dicho que Dulcinea
no tiene un trato muy fino,
que huele siempre a gorrino
y que no chilla, berrea.
Dicen que va en alpargatas,
que se le escapa algún pedo
y levanta con un dedo
cuatro sacos de patatas.
Que luce en pleno bigote
un lunar negro y peludo,
que, por cierto, no es menudo,
y encandila a don Quijote.
Este amor al mundo asombra,
pues la señora es mandona,
bravucona y muy guasona,
y se ríe de su sombra.
Pero el hidalgo manchego
la ve delicada y bella
porque está loco por ella;
¡para algo el amor es ciego!
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